Cuando un autónomo gestiona su propia contabilidad, conoce el fabuloso mundo de la facturación. Uno de los principales problemas que tendrá será la base imponible de las facturas. Este es un concepto que no siempre está claro, por ello te contamos todo lo necesario para que contabilices tus facturas de forma rápida y sencilla.
Qué es la base imponible
La base imponible hace referencia a la suma de todos los importes que figuran en una factura. Es decir, cualquier precio de los servicios o productos de la misma sin contar con los impuestos. Se trata de la cantidad que ganarás realmente (sin tener en cuenta impuestos indirectos). Los impuestos aplicables (IVA, retenciones, etc.) serán fianzas entregadas para que posteriormente se las hagas llegar a Hacienda.
A esta base imponible se le debe aplicar el tipo de IVA que le corresponde a la operación y la retención (en el caso de estar obligado). Para obtener el total de la factura, debes sumar la base imponible con el IVA y restarle el importe de la retención.
Con esto obtendrás el total que te tendrán que pagar (el total cobrado).
Cómo se calcula la base imponible
Para que te quede mucho más claro, vamos a realizar un ejemplo ficticio:
Eres un autónomo que trabaja por cuenta propia y emites una factura a tu cliente. Figura que el servicio ha sido por valor de 1.000 euros. El tipo de retención que vas a aplicar por tus servicios es del 7%, por lo que la base imponible será de 1.000 €.
A esta base le aplicarás el IVA del 21%, por lo que la cuota de IVA serán 210 euros (esta cantidad es el resultado de multiplicar la base imponible por el tipo de IVA).
Por lo tanto, el importe de la retención será de 70 euros (cantidad resultante de multiplicar la base imponible por el porcentaje de retención).
Como resultado, el total de la factura será 1.140 €. ¿No era tan difícil verdad?
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